En el plano político, los análisis que he oído, leído y también elaborado en este momento están basados mucho más en hipótesis y analisis racionales, que en información y certezas.
No están claras las negociaciones entre los gobiernos de Venezuela y USA para lograr que la elección no se descarrile y garantizar que tenga características al menos semi competitivas.
No sabemos cuáles son las presiones internas que tiene Maduro y cuál es su capacidad de maniobra frente a ellas.
Tampoco es posible asegurar que el control institucional del gobierno sobre todas las instituciones públicas le será suficiente para parar una potencial avalancha de votos opositores, si estos se concentran para castigar a Maduro (caso Barinas). El rollo es que tampoco podemos asegurar que eso vaya a pasar.
Es imposible garantizar que el gobierno no vaya a postergar la elección si se ve en peligro, bajo la tesis de que USA no ha cumplido su compromiso de entregarle recursos congelados y levantamiento de sanciones a cambio de la candidatura unitaria.
No está descartado el ruido en el
tema Guayana y su impacto en la ejecución o no de la elección.
Tampoco puede descartarse de plano que el chavismo decida cambiar de caballo en algún momento previo a la elección para protegerse a sí mismo.
En fin, puedo seguir con una lista gigante de incertidumbres, que todos estamos llenando con ideas, hipótesis, análisis, historias, pero no con información, lo que lo hace altamente inestable.
Algunos pueden pensar que después de la tormenta vino la calma que estamos viendo. El problema es que después de la calma…también puede venir otra tormenta. Lo importante es estar preparados para ella…y siempre dispuestos a negociar la paz.
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