Dirigencia opositora se equivoca al no demostrar a la ciudadanía estrategia unitaria

Una votación no es garantía de transición y en Venezuela es indispensable que la oposición ponga sobre la mesa una hoja de ruta que conduzca a un proceso de esta naturaleza; que no necesariamente, comienza con una votación sino con un profundo dialogo político y social

Por Luis Daniel Álvarez 



Se acercan las elecciones presidenciales y se contempla con mayor certeza un escenario: la oposición no llegará nuevamente al poder, no estará en Miraflores por los próximos seis años. Se dice que en política no hay nada estático, escrito o permanente, todo suele cambiar al ritmo de los acontecimientos y las oportunidades se construyen desde la acción coordinada, desde la estrategia. Sin embargo, es poco probable que la oposición logre revertir este escenario en tan poco tiempo y con tantas debilidades internas teniendo en cuenta que una elección no es garantía de transición.

La dirigencia opositora se vuelve a equivocar al no demostrarle a la ciudadanía una estrategia unitaria capaz de recoger el sentimiento nacional de los venezolanos. Cada quien va por su lado, así como el oficialismo que también se ha equivocado en su gestión de gobierno y en no solucionar los problemas que llevan afectando a los ciudadanos durante muchos años.

Entre estos dos sectores, la gente queda aplastada física y psicologicamente soportando un stress político inagotable. Hay que repetir que el venezolano esta harto del conflicto político y de sentir que nada cambia.

En Venezuela el día después de una elección sigue siendo una incógnita. En cualquier país del mundo los ciudadanos saben lo que ocurre después de la entrega de resultados. Por ejemplo, se reconoce la victoria y la derrota, los poderes públicos actúan bajo la constitución ylas instituciones hacen su trabajo al adherirse y respetar las decisiones democráticas a través del voto. La sociedad y los actores políticos comprenden que la alternabilidad es natural y que, por lo tanto, nadie se siente amenazado al perder el poder.

Las minorías son respetadas por los gobiernos electos y el presidente cesa su campaña frente a los adversarios electorales ya que en democracia los enemigos no existen. Después de la elección, todo regresa a la normalidad, el país sigue,

Las certezas ayudan a las sociedades a tomar mejores decisiones y en un ambiente deextrema incertidumbre, las personas optan por desviar su atención sobre los focos de conflicto y dedicarse a su metro cuadrado, su entorno mas cercano. Los venezolanos llevan años sin sentir tranquilidad sobre los procesos políticos y esta ansiedad se manifiesta, incluso, dentro de la capacidad organizativa y estratégica que tiene la oposición para coordinarse y emprender con éxito una campaña electoral.

Podemos decir, que la sinergia que se necesita entre la dirigencia y la ciudadanía se ha perdido con los años cultivándose a lo largo del tiempo una sensación de perdida, incapacidad y desconfianza.

Una votación no es garantía de transición y en Venezuela es indispensable que la oposición ponga sobre la mesa una hoja de ruta que conduzca a un proceso de esta naturaleza; que no necesariamente, comienza con una votación sino con un profundo dialogo político y social.

Construir una vía transicional lleva tiempo y es un arduo trabajo de acumulación de fuerzas, entendiendo fuerza como incidencia en el poder, posicionamiento mediático, reconstrucción del tejido social y transformación cultural. No es posible saber cómo será una transición política venezolana ya que el gobierno ha instalado durante décadas una negativa de cambio desde el ámbito psicológico.

A la mayoría de los venezolanos, incluso a los mismos oficialistas, se les dificulta imaginar un gobierno diferente. Venezuela puede estar cerca de una elección, pero está muy lejos de una transición. La oposición sigue empeñada en ver todo este proceso político de forma lineal, como una gran batalla de un solo día, un “quítate tu pá ponerme yo”, un asunto de “ganar y cobrar” cuando en realidad hace falta más que un candidato, que una tarjeta y apoyos de la comunidad internacional.La política de hoy debe madurar su visión a futuro y el liderazgo que aspira la gente debe plantear realidades con responsabilidad. El chavismo, madurismo, oficialismo no va a desaparecer con solo una elección, pero se debe reconocer que ese sector seráindispensable en la búsqueda de soluciones y consensos, algunos sí otros no. Las bases de una transición no se decretan por redes sociales, se trabajan desde la política.



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