Rehumanizar la política: se socavó el lado humano en la pugna por el poder

 La ciudadanía espera una política más humanizada, más piadosa y menos hostil. Aquellas fuerzas políticas que sepan interpretar las emociones y los verdaderos sentimientos de la gente tendrán parte del camino garantizado para hacer política en los próximos años

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Caracas/Foto: Cortesía. A lo largo de tantos años de conflicto político entre el gobierno y la oposición, la ciudadanía siempre ha estado en el medio, atrapada, soportando las presiones físicas y psicológicas de toda pugna por el poder. Las consecuencias derivadas de las malas decisiones del gobierno, y los intentos fallidos de la oposición, han socavado lo más esencial de la política que es su lado humano. Hablaremos poco de la oposición por ahora ya que el Estado está en manos de otros. 

Durante los veinticinco años que lleva el oficialismo en el poder, se deben revisar de forma concisa y descriptiva las condiciones de vida de los ciudadanos y cómo evalúan su desarrollo personal a lo largo de este tiempo. Una breve precisión; en la narrativa del oficialismo suele repetirse de forma atemporal esta frase: “La oposición no nos deja gobernar” pero es válido a estas alturas preguntar ¿Qué tan destructiva es la oposición de hoy para el gobierno nacional no pueda solucionar definitivamente el problema de la energía eléctrica en el país? ¿en la lógica del gobierno lo que necesita para garantizar el servicio eléctrico es que no exista una oposición?

No hay nada más inmerecido para un ciudadano que un racionamiento de luz o agua, son cosas del siglo pasado o de países en situaciones de guerra o en emergencia por fenómenos naturales. En Venezuela esto es un síntoma de incapacidad estatal que no tiene justificación. Es aquí donde debemos analizar si esta situación que dejó de ser circunstancial es producto de una aguda crisis dentro de la gestión o es simplemente un mecanismo de control y sedación político - psicológica. Hay que estar bien deshumanizado para no compadecerse de esta grave realidad que afecta a miles de familias venezolanas en distintas regiones del país. La zozobra es una antigua estrategia política: “strategia della tensione” y las cosas pueden ir por ahí, tensiones, distracciones, ocupaciones, gente subordinada a la supervivencia pero no hablaremos de eso, no es el objetivo de estas reflexiones. 

¿El venezolano está disfrutando su vida a pesar de los problemas políticos de siempre? ¿Qué siente la gente cuando le hablan del gobierno y de la oposición? ¿Qué está haciendo el gobierno para impulsar el desarrollo individual y familiar? En todas las investigaciones recientes y estudios de opinión, la crisis de los servicios públicos es el tema central y la ciudadanía solo señala un responsable, el gobierno. La gente padece porque éste es su principal problema. Otras preguntas: ¿Están todos los venezolanos escalando al mismo ritmo de la conocida pirámide de necesidades de Abraham Maslow o hay una mayoría estancada en la base? luego de un lungo gobierno debemos con urgencia responder a eso.

Hay suficiente material audiovisual que puede describir mejor la realidad de la crisis de servicios en Venezuela, también sólida evidencia empírica, datos que revelan la profundidad de un problema básico que no debería estar sobre la mesa en ningún gobierno con tanto tiempo en el poder. Ahora bien, dentro de las presiones psicológicas que padece la ciudadanía, ¿Cuáles son las acciones por parte de la oposición venezolana que generan frustración? Algunas de ellas son: no llegar al poder para cambiar esta realidad, ignorar estos temas y priorizar la conversación conflictiva entre ellos y el poder, no incidir por la vía del diálogo para que este tema sea solucionado a pesar de ser oposición. Los políticos de oposición son percibidos como parte del problema a pesar de que no sean los responsables directos. 

A pesar de no estar bajo la conducción del Estado y de las instituciones, la oposición venezolana carga con la impopularidad y la “mala fama” de no alcanzar el poder, de no construir un proyecto político moderno, cercano y convincente para el ciudadano y no exclusivamente para el elector opositor y las élites de influencia. Hablamos de un proyecto que no sea electoralista, de coyuntura y simplemente reaccionario. La desilusión que se ha investigado dentro de la oposición reside en el desgaste y la carga de energía política invertida durante tanto tiempo, la expectativa de cambio que se acerca durante algunos meses y luego desaparece sin explicaciones. Es como una asíntota política. “Aquella cosa que se desea y que se acerca de manera constante, pero que nunca llega a cumplirse”. 2015, Whittier.

No hay mente preparada para largos períodos de conflicto, aunque la adaptación por supervivencia termina ocurriendo. Así como el proceso de un duelo que termina en resignación y aceptación. Es posible que un sector mayoritario de la población venezolana llegue a este estado mental de darse otro fracaso político electoral dentro de la oposición en este año presidencial. Sin embargo, muchos venezolanos se han desentendido de las promesas políticas, sus sentimientos son otros frente al discurso político que cada cierto tiempo utiliza las mismas palabras para envalentonar a la ciudadanía para que proteste, marche y vote. 

Podemos decir que, a un sector de la población, metafóricamente, se le ha “ido la luz” de la cabeza porque su foco de atención, su energía, está concentrada en su supervivencia y las maniobras del día a día para proporcionarse algo de calidad de vida. La solidaridad y los espaldarazos políticos han desaparecido. Hoy el venezolano se siente solo en las calles y está consciente de que de él mismo depende su futuro y el de su familia. Esto representa un reto para cualquier proceso electoral que requiere un mínimo de atención y sobre todo un “overload” de energía para movilizar el voto, cuidarlo y defenderlo.

Después de veinticinco años vale la pena recomendar una profunda autocrítica y que esto llame a la acción política. El reparto de responsabilidades es asunto que debe discutirse, pero la urgencia ciudadana no puede seguir estando en el medio. Si la crisis por diseño es una estrategia dentro del gobierno, la oposición deberá desenredar esa estrategia mientras llega al poder acercándose más a la gente y resolviendo sus problemas internos, que son muchos. El gobierno por su lado deberá sopesar que tan estratégico es mantener la zozobra y esas tensiones sociales sin que esto le pase factura en movilización y en votos. 

La ciudadanía espera una política más humanizada, más piadosa y menos hostil. Aquellas fuerzas políticas que sepan interpretar las emociones y los verdaderos sentimientos de la gente tendrán parte del camino garantizado para hacer política en los próximos años. 

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