Incertidumbre: la oposición no logra avanzar en la construcción de certezas electorales

La incertidumbre es una constante dentro del sistema político venezolano, así como la desinformación, nadie sabe para donde va el barco, ni quién lo está manejando. Mientras la dirigencia opositora siga proyectando la imagen de duda y no logre decidir su propio futuro electoral con posibilidades reales de ganar, el oficialismo comenzará desde ya a ganar la elección presidencial

27 febrero, 2024

Por Pablo Andrés Quintero M


Caracas / Foto Portada: archivo.- Mientras el gobierno de Nicolás Maduro busca su reelección a pesar de las amenazas de un eventual reforzamiento de sanciones por parte de los Estados Unidos, la oposición que gravita y depende de la candidatura de María Corina Machado no logra avanzar en la construcción de certezas electorales teniendo en cuenta que la tensión aumenta sobre sus propios aliados y entorno, quienes consideran tener algún tipo de participación en una eventual sustitución como algunos ya lo han planteado. El tiempo de decisión se va acortando y la complejidad del entorno obliga a dar una respuesta al resto de los partidos políticos que están a la espera, a la plataforma unitaria y a los ciudadanos. Dejar que los acontecimientos marquen el ritmo de las decisiones o como se suele decir, “trabajar sobre la marcha”, puede ser contraproducente para el voto opositor, ya que una candidatura para unas presidenciales deberá presentar un mínimo de condiciones. No es solo escoger un nombre.

Para la población esto es un tema agotador porque soluciona nada de la vida cotidiana y hoy la política de los candidatos no está en las conversaciones hasta del entorno más informado. El futuro no es esperanzador y la profecía autocumplida de que las elecciones se harán sin María Corina Machado ha ido cobrando fuerza cada vez más en la opinión pública, hasta en representantes de la comunidad internacional que a pesar del cansancio que genera el caso venezolano esperan unas elecciones favorables para el país con observación internacional. El oficialismo se ha encargado de dinamitar cualquier posibilidad de participación electoral simplificando el escenario a una elección sin María Corina, pero con la participación de todos los demás partidos, generando dilemas en sus propios aliados que no están dispuestos a acompañarla hasta el final por solo alardeo moral. Nadie quiere parecer un Poncio Pilatos.

La oposición venezolana no tiene tantas opciones como desearía. El país de hoy es mucho más difícil de movilizar, ya que la desatención por la política sigue creciendo y la popularidad de los dirigentes continúa bajando. Hay que recordar que para esta elección presidencial hay más de diez candidatos de todo el espectro opositor, pero es María Corina Machado la que sigue liderando las encuestas y la intención de voto, por lo que la atención se centra aquí, en ella y en su eventual sustitución. Desafortunadamente, el país se está encaminando a un escenario de pérdida total en el que la oposición no logra inscribir a su candidata, el oficialismo logra hacer las elecciones y se reelige Nicolás Maduro en la presidencia de la república sin importar el escándalo y las amenazas de solo un sector de la comunidad internacional.

La incertidumbre es una constante dentro del sistema político venezolano, así como la desinformación, nadie sabe para donde va el barco, ni quién lo está manejando. Mientras la dirigencia opositora siga proyectando la imagen de duda y no logre decidir su propio futuro electoral con posibilidades reales de ganar, el oficialismo comenzará desde ya a ganar la elección presidencial. Esa sensación de pérdida de control que todavía tiene la oposición durante no fortalece su campaña en la búsqueda del voto. Sin un mínimo de certezas y algo de respuesta, la gente sigue su camino y serán pocos los que terminarán por defender una candidatura por más cándida que sea. Subestimar la paciencia de un pueblo cansado y generar otra frustración como la del “gobierno interino” podría cerrarle definitivamente las puertas a este sector de la oposición que sigue poniendo la misma película, pero con diferentes protagonistas.



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