"Seguimos siendo el tercer país más inflacionario del mundo, sólo precedido por Zimbabue y el Líbano."

 


Lecciones económicas del 2023 para el 2024

Lo que necesitamos es un “Programa de Reformas Estructurales”, como la democratización del capital de las empresas del Estado, para parar la hemorragia de fondos públicos que suponen tales empresas y retomar el castigo a la corrupción

La lección más obvia de todas es que “la economía” sigue siendo el foco de la población. Cerca del 75% de los problemas mencionados en las encuestas se refiere a la economía. Y cómo la economía sigue mal, la evaluación de NM sigue abajo (21%).


No nos podemos conformar con haber parado el decrecimiento. Una economía que, en términos metafóricos, pesaba 100 kilos en 2013 y que hoy pesa 30 kilos, es un ser moribundo. Que esa economía crezca menos de 20%, sobre la base de 25 kilos que pesaba en 2021 fue un respiro, pero muy insatisfactorio para recuperar al enfermo. Cierto es que se le bajó la fiebre, la inflación, de 1.690.000% en 2018 a cerca de 200% en 2023, pero seguimos siendo el tercer país más inflacionario del mundo, sólo precedido por Zimbabue y el Líbano.

Para terminar de bajar la inflación se necesita cambiar la política antiinflacionaria basada en restringir la liquidez (ya cumplió su papel) por una política de aumento de la oferta. Para ello la clave es recuperar la confianza y la inversión de los empresarios. En este sentido también hemos avanzado: Ya el gobierno no ofende ni amenaza a los empresarios, más bien se sienta a hablar con ellos. Sin embargo, necesitamos pasar de conversaciones a hechos para recuperar la confianza. No cristalizan una mayor confianza conversaciones, como las realizadas sobre la Ley de Seguros, si esa Ley se aprobó en la Asamblea hace un año, pero sólo recientemente se le puso el “ejecútese”. Venezuela no tiene margen para esperar un año por leyes “engavetadas”. Lo mismo sucede con las actuaciones de la Alta Comisión Contra el Contrabando. Se creó la comisión, pero sus actuaciones han sido muy insuficientes frente al contrabando y los ilícitos. “Hacerse la vista gorda” con el contrabando e ilícitos es impropio de un gobierno que se autodenomina “socialista”. Más bien es propio de un gobierno que conspira contra el pueblo que dice representar, de un gobierno reaccionario (DRAE: “Actitud opuesta a las innovaciones”), lo cual quiere decir “contrarevolucionario”.

El gobierno necesita superar la tolerancia de las importaciones de productos terminados y hacia cuanta bobería importada nos podamos imaginar = desempleo y pobreza. Necesitamos importar maquinarias, tecnologías y asesorías de punta, no productos terminados que podamos producir los venezolanos. Empresarios, ¡muévanse!, necesitamos volver al “Compra Venezolano” de la política de Sustitución de Importaciones de la década de 1960. Pero no con altos aranceles y paraarancelarios, que hacen que la producción nacional se relaje, sino con aranceles competitivos. Por lo que tampoco le podemos seguir dando ventaja a los productos agropecuarios y agroindustriales colombianos con aranceles cero o mínimos porque Venezuela dejó de ser rentista. Terminen de renegociar esos aranceles bilaterales.

Para fortalecer el bolívar, necesitamos cambiar el enfoque que busca evitar la devaluación “quemando divisas”. Necesitamos usar esas divisas en recuperar el sistema eléctrico que necesitamos para recuperar la oferta y la productividad. Tampoco debemos dejar que “el tipo de cambio se dispare”. Todo lo contrario, necesitamos hasta parar el “crawling peg” de las devaluaciones moderadas que lleva el gobierno y eso se logra implementando las políticas que recuperaren la confianza empresarial, la inversión privada y la productividad; empezando por devolver empresas expropiadas y democratizar el capital de las empresas del Estado, el cual, si llegara a menos del 50% de propiedad accionaria, nos liberaría de las sanciones y de las trabas que le imponen a los gerentes de las empresas públicas las leyes de Presupuesto Nacional, de Crédito Público y la de Salvaguarda del Patrimonio Público, entre varias otras medidas.

El gran mensaje de este cambio de enfoque es que la recuperación del valor del bolívar no se logra sobrevaluándolo, poniéndole impuestos al uso de las divisas ni haciendo propaganda por TV, sino aumentando la productividad, la producción, diversificando las exportaciones. Ojo, y no por un golpe de suerte rentista petrolero ni minero.

Las lecciones del 2023 para el 2024 en campo político, no son tan fáciles de escribir y comunicar. Las dejamos para el próximo jueves. Pero les dejo un adelanto: Si cambiara el gobierno o si el actual se mantiene, no llamemos al FMI para que nos “auxilie” con financiamiento a las reserva internacionales a cambio de que apliquemos un “Programa de Ajuste”. Esos programas lo que han hecho, en Venezuela y otros países es “tapar el déficit que dejan las malas administraciones, dándoles “un cheque en blanco” que les ha permitido seguir despilfarrando recursos. Lo que necesitamos es un “Programa de Reformas Estructurales”, como la democratización del capital de las empresas del Estado, para parar la hemorragia de fondos públicos que suponen tales empresas y retomar el castigo a la corrupción.

@joseagilyepes

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