En Venezuela nadie quiere ir a la guerra: la salida es electoral

En una investigación del mes de junio de este año, la encuestadora Delphos señaló que 38,9% de los venezolanos considera que es peligroso protestar y 22,1% siente que no vale la pena o no sirve para nada. Para entender la disposición de los venezolanos a protestar también se le preguntó, dada la situación actual, qué sería lo mejor y 45,1% dijo que lucharía sin correr muchos riesgos y 25,2% optó por la adaptación. Estos datos señalan un significativo cambio de comportamiento social frente al conflicto




Caracas.- El “espíritu combativo” sirve para la guerra y solo cuando el líder cuenta con la fuerza suficiente para que sus tropas lo acompañen, con la obediencia y el coraje para asumir el costo político de llevar las acciones hasta sus últimas consecuencias. En Venezuela se ha popularizado una frase y es “ser carne de cañón” que hace referencia a la exposición física que ha tenido el ciudadano en la calle al atender marchas y protestas en primera fila. Los venezolanos hoy en día comprenden de una manera distinta esta oferta política.

El estado emocional de la gente va por un lado y el del político por otro, la relación entre los ciudadanos y los dirigentes es frágil, escéptica, de muy poca atención sobre todo en los jóvenes. Los intereses de la gente están en el metro cuadrado, en la familia, en su cotidianidad. El cansancio político no es algo nuevo en Venezuela. Durante años se prometieron por todas las formas posibles, salidas y cambios que nunca se cumplieron, se abusó del tiempo, de la confianza y de la atención de la gente.

La hiper-personalización política y el discurso popularizante ha generado un hartazgo en la sociedad venezolana. El dirigente se asume como único protagonista en un momento donde la visión compartida es obligatoria y la narración de la historia de los otros es necesaria. El atributo personal ha sustituido a la propuesta, la oferta electoral, el argumento, la resolución política. Hoy vemos a líderes asumiendo múltiples personalidades que hablan de todo a todo momento, trabajando por darle relevancia a su contenido Prêt-à-porter.

En una investigación del mes de junio de este año, la encuestadora Delphos señaló que 38,9% de los venezolanos considera que es peligroso protestar y 22,1% siente que no vale la pena o no sirve para nada. Para entender la disposición de los venezolanos a protestar también se le preguntó, dada la situación actual, qué sería lo mejor y 45,1% dijo que lucharía sin correr muchos riesgos y 25,2% optó por la adaptación. Estos datos señalan un significativo cambio de comportamiento social frente al conflicto. 

La clase política opositora está ensimismada en la agitación del conflicto, en la evaluación constante de las acciones del adversario, en el periodismo político y ha dejado de lado la identificación de esos triggers o disparadores sociales que pueden movilizar al ciudadano en las próximas elecciones y que están alejados del riesgo que representa un conflicto en las calles. Las estrategias políticas no son reciclables, se tienen que ajustar al momento y a los estados de ánimo de la gente. 



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