La oposición en su laberinto Por Ricardo Sucre Heredia

 


Venezuela es una sociedad inelástica. Mi hipótesis es que sus élites de todos los signos tienen mucho dinero y sus “paracaídas de oro” para protegerse de los desastres que promueven. Interpelarse no es su negocio. Son felices así. En el medio, está “el pueblo” que lo sabe, les saca el cuerpo, y trata de llevar la mejor vida posible. Esta peculiar relación produce que la política sea inercial y repetitiva. Hoy se busca renovar el ciclo de la “presión y el quiebre” con mensajes simpáticos. Ya no es Guaidó sino María Corina quien producirá “la fractura”. Los estrategas “del quiebre” construyen la “narrativa” de la “ruptura”. Si hoy es el momento de María Corina, que sea, pero es doble vía. De ella a los partidos, y de éstos a Machado. No hay unilateralismo ni “capitulaciones”. Ojalá en esta ocasión los partidos salgan de su laberinto y no sean arreados para lo que no quieren, pero no se atreven a rechazar. Mi posición es por una política no insurreccional dentro de las reglas de un sistema autoritario para ganarle con el voto del pueblo que implique un reconocimiento mutuo oposición-chavismo


Caracas. La oposición de nuevo en su laberinto, aunque no sé si alguna vez -en tiempos recientes- salió o estuvo cerca de abandonar el embrollo. Creo que no. Vuelve, otra vez, la estrategia de la “presión y el quiebre” ahora suavizada -para que no se vea su fracaso, que es el legado desde 2013- con la tesis de “Chile 1988” y explorar si “hay alguien adentro que abra la puerta”. Hasta no hace mucho, ambas ideas rechazadas por este sector porque “lo de Maduro es una corporación criminal, no una dictadura convencional”. Al menos hay un cambio: de la “capitulación” y la “intervención humanitaria” se pasó a “Chile 1988”. Veremos si dura. 

Sin embargo, en esencia es lo mismo: el 2024 para buscar el “quiebre de la coalición dominante”. Tampoco es que esto sorprenda. Iba a ser así. Simplemente Guaidó dejó de ser la figura para esta estrategia y el testigo lo tomó María Corina Machado, a quien le llegó su momento y era la que faltaba de las figuras de la oposición para ejercer posiciones de liderazgo, al menos de la camada que viene de 2010, cuando fue electa diputada por el circuito 2 del estado Miranda.

Junto a los cuchis mensajes de la “presión y el quiebre” vinieron las mismas noticias para crear el ambiente “de la ruptura”. Diego Arria –quien ahora integra la comisión internacional designada por el comando de María Corina- habló de la “tormenta perfecta” -otra más que se anuncia desde la comodidad de la distancia- y desde el chavismo señalaron que “estamos bajo ataque”. Apareció el “vayan a lavarse ese paltó” y “aquí no va a venir ninguna misión de observación”. Igualmente, se asomaron los grupos de choque del gobierno que atacan a figuras de la oposición. En septiembre de 2006, durante la campaña presidencial de ese año, Manuel Rosales visitó al entonces estado Vargas y fue agredido. Una semana después, visitó Catia y la violencia se repitió, la que incluyó disparos.

Guaidó pidió nuevas sanciones porque Venezuela está en un escenario “pre-Nicaragua”. La vicepresidenta del Parlamento Europeo de acuerdo con esta solicitud, “es ahora o nunca”, dijo, un equivalente del “hasta el final” de la oposición “del qu

iebre”.Otra vez “Maduro está asustado”. Por eso no se quedó en el desfile del 5 de julio, aunque lo hace desde 2019. Falta la “pelea con Diosdado”. De nuevo las notas sobre el “narcoestado” y el barco lleno de cocaína que zarpó de Venezuela, que Chávez entregó armas a las FARC, que entre los ascendidos el 4 de julio está un general señalado de violar los DD.HH, y se evocó la “Lista Tascón” con el anuncio que datos de Vente se filtraron. Igualmente, se informó que la justicia de argentina abrió una investigación a funcionarios de la GN por las protestas de 2014. Para cerrar con broche de oro, aparecieron los llamados de la CEV. Todo muy predecible. Las elites y sus “jugadas de rutina”. 

Es como viajar en el tiempo lo que se comunica hoy desde las redes sociales, aunque sea con la pomposa “nuevas formas para comunicar”. Se crea el ambiente para “el desafío” y “la ruptura” promovido por quienes ni siquiera pueden organizar una manifestación por el tema de los servicios públicos o por la corrupción, que no sea en tuiter.

La gran pregunta y análisis no es tanto este clima que se empuja desde la “presión y el quiebre” sino si será posible en las condiciones actuales de Venezuela.

Hay que recordar que un ambiente así, pero con más intensidad, se vivió con Guaidó en 2019. También incluyó un percance en La Guaira, no de la magnitud que experimentó María Corina en su visita a este estado el 14-7-23, al ser emboscada y agredida de manera maliciosa por un grupo de personas. Igualmente, en enero de 2019 -en vísperas del interinato- 24 GN se sublevaron en Cotiza. En julio de 2023, la nueva camada de analistas de la “presión y el quiebre”, mostraron como una gran sorpresa un video en donde un grupo de quienes parecen policías saludan el paso de la candidata de Vente, junto a unas declaraciones de María Corina con un plano muy cercano para comunicar autenticidad y lo de siempre: el mito del héroe, “hasta los policías la saludan”. 

En mi onda de despartidizar a los cuerpos armados -sean civiles o militares- tomo la acción de los funcionarios como un ejercicio de responsabilidad al proteger a María Corina y a sus activistas de la agresión. Habla bien de esos agentes, pero lo asumo como parte de su deber, no como una epifanía carismática. Si quieren votar por ella, imagino lo harán. Su voto es secreto. Pero se quiso mostrar como que “los policías están con María Corina” para comunicar lo que igualmente se comienza a escuchar: Maduro está solo o la cúpula chavista está en problemas, junto al famoso “el 80% quiere un cambio político” que nuevamente aparece. Hasta la cifra es igual a la de años anteriores.

Lo anterior no sugiere que sean eventos preparados o cosas menores. La agresión de que fue víctima María Corina en Petare en su visita el 15-7-23 me pareció más seria que la ocurrida en La Guaira. Es una agresión cobarde como son todas las del gobierno. Esta violencia lo que indica es que el chavismo elevará al infinito el costo de acceder al poder para la oposición, con lo de siempre amedrentar y estimular la confrontación. María Corina está a prueba en su liderazgo. En cómo responderá a los ataques que recibe. Si será con una lógica parecida o con el aplomo para ponerse por encima de estos y comunicar un claro liderazgo político que exprese confianza. Eso es ya algo en ella. Ahí no se puede hacer otra cosa. Machado mostrará la madera de la que está hecha, no la que los “analistas y el periodismo de la presión y el quiebre” nos dicen en tuiter. 

Las elecciones rompen la inercia porque, en sistemas autoritarios, los comicios son momentos para buscar y promover un cambio político.

En Venezuela, la “presión y el quiebre” no trabajó para este momento -se recuerda el “no lo llames elecciones”, la despectiva expresión “vota como sea”, por citar solo dos descalificaciones de quienes hoy “votarán como sea” y “jugarán con las reglas del sistema” sin tener nada de presión porque ni siquiera conocemos al nuevo CNE y cuáles serán sus decisiones- ni tampoco bregó por lo que proclama: la “lucha civil no violenta”. Ni siquiera hizo una protesta no violenta cuando el Saime anunció su insólito “código de vestimenta”. Pudieron haber ido como fueron a la “red carpet” del debate en la UCAB, vestidos elegantes al Saime de plaza Caracas para protestar de manera irónica, civil y no violenta por “dress code” del organismo de identidad. Hubieran “aumentado la presión” de manera cordial.  

Pero este sector es bastante cómodo como para embarcarse en una “lucha no violenta” y, simplemente, se “montó” en las elecciones para imponer su “narrativa” que es la del “quiebre” pero más suavizada. El “quiebre con rostro humano”. Unos “free riders” de la política, a cuenta que son “talentosos” y amables.

Mi artículo -que es más opinión que análisis- es una crítica a los partidos más importantes de la oposición. Me parece que, como en 2019, se dejan amarrar y perdieron la iniciativa ante el grupo de la “presión y el quiebre”, el que controla los contenidos y la “agenda setting”, al menos en redes sociales. Asumo que no comparten la estrategia de la “presión y el quiebre” que los llevó a la calamitosa situación en la que están. Si todavía creen en fracasar, este artículo no tiene sentido. 

Así como gané adversarios por concentrar mis críticas en la oposición y no caer en el “le tiras más a la oposición que al gobierno” como prueba de pureza, aquí sigo la misma lógica. Critico más a los partidos y menos al grupo de la “presión y el quiebre” o a María Corina, porque los partidos no hicieron su tarea que es hacer política. No puedo desplazar mi molestia a la dirigente de Vente o a su grupo solamente porque los partidos no hicieron su trabajo. Es su responsabilidad haberlo hecho, no la de Machado. El vacío de la política no insurreccional que dejaron los partidos lo llena María Corina, quien en el pasado y hoy es vocal en respaldar esa fracasada estrategia.

El momento de estabilidad política que no fue corto -digamos desde 2021 hasta 2023- no lo aprovecharon para construir un centro, para hacer oposición real al gobierno (con contenido + con riesgos – aventuras y + autoridad), para recuperar sus espacios que abandonaron. Sencillamente, hicieron algunos cambios dentro de los partidos, y luego desaparecieron.

La sorpresa con Machado es esa, que rompió una tranquilidad, en la que estaban tanto el gobierno como la oposición.

El primero cedió a la inercia de la mediocridad de su gestión, tema del que he escrito mucho para El Cooperante. Es casi una fija.

Esta mediocridad se observa en un tuit del alcalde de Iribarren con fecha 15-7-22 en el que comentó, como una gran noticia, la entrega de pipotes de plástico -que llamó con un suntuoso nombre, algo como “artefacto para guardar un líquido precioso”- para conservar agua, “política pública” del Estado ante su incompetencia para ofrecer el recurso. Este infeliz trino es sincero porque revela cómo el gobierno ve la gestión: Venezuela es una suerte de casa de vecindad de 30 millones de personas en la que todos nos ayudamos en lo precario. Su visión de la calidad de vida -no para los jerarcas- es pequeña y gris: vivir con lo básico y rumbear. Se dio cuenta que los venezolanos nos adaptamos a su mediocridad -y le sacamos lo que podemos mientras nos quejamos y “resistimos”- y, entonces, a disfrutar del poder que se nota en el físico y en la felicidad de los jerarcas del chavismo.

Me alegró leer tuits de cuentas chavistas que criticaron al alcalde de Iribarren. Sienten el problema y se resisten a vivir con lo básico. Igual, que lo hayan dicho, y no sea ese silencio pusilánime que hay cuando de arriba “bajan la línea” y todos callan por temor a ser señalados. También en la oposición “bajan esas líneas” y muchos callan y callaron (hoy son locuaces). El poeta Havel decía que la política es decir las cosas en el momento en que hay que decirlas. En Venezuela, es el “silencio de los pusilánimes”. La “ruptura” que falta es con nuestra altisonante mediocridad y mezquino grupalismo.

La oposición, por su parte, también se durmió en los laureles en el clima de estabilidad política. Los partidos se conformaron con las pocas transformaciones que hicieron, más de tipo programático. Ni siquiera las maximizaron de cara al público para promover sus doctrinas. Los partidos se limitaron a conformar equipos que hicieron un programa, un acto para presentarlo, y ya. Luego, el silencio. A disfrutar de la inercia.

María Corina rompió con la abulia. Aprovecha su momento que no viene de ahora, sino desde enero si me atengo al estudio de la encuestadora More que ya para el primer mes de 2023 mostró a una María Corina con un sólido respaldo. Lo que sucede hoy es que ese apoyo se manifiesta y se construye en redes sociales como “indetenible”. Machado ganó la primaria virtual, no sé la real, aunque tiene la primera opción, pero la virtual la ganó y los partidos no cumplieron con sus tareas. No me refiero a ir en contra de ella -es una figura de la oposición- sino a favor de lo que un partido político debe hacer dentro de un sistema autoritario: política, persistir, diferenciarse, con contenido, y actuar con las reglas del sistema autoritario para derrotarlo, pero confrontarlo sin aventuras, con u reconocimiento al chavismo como fuerza política. Toda una cuadratura del círculo ¿Pero no es la política el “arte de lo posible”?

Este es el problema de fondo: el sector de la “presión y el quiebre” se apropia e impone una narrativa sobre las elecciones ante el silencio de los partidos, que parecen sorprendidos por el apoyo de la opinión pública a María Corina, que no es nuevo. Si se revisan los estudios de encuestadoras como Datanálisis, por ejemplo, sus niveles de aprobación no eran malos. Lo que hizo fue consolidarlos y aprovecha el momento en que por el fracaso de la “presión y el quiebre” y lo duro que es vivir en Venezuela, la sociedad opositora quiere castigar a los partidos, los “sospechosos habituales” cuando las cosas salen mal, como pasó con “el quiebre”. Es paradójico: se quiere revivir una fracasada estrategia con el fracaso de esa estrategia, pero se esconde esta intención al desplazarla a los partidos.

No basta ser zamarro para esperar callado al desenlace. Así interpreto el silencio de los partidos frente al tema estratégico de la oposición. La política criolla todavía se quiere dirigir con refranes o con analogías de la pelota. Pero ya no esa Venezuela refranera o pelotera. No basta el silencio tipo “perro viejo late echao”, del “corrido e 7 plazas”. Si la cosa es con refranes, entonces, les diría a los partidos que “perro que come manteca mete la lengua en tapara”.

La pregunta es ¿qué harán los partidos frente a este nuevo intento de la “presión y el quiebre”?




Aquí va mi punto. Si es la hora de María Corina en lo personal no tengo problema. Siento que, efectivamente, es su momento. No se lo voy a negar. Pero que sea su momento implica responsabilidades de su parte, como su visita en Petare lo dejó ver. Noto que el sector de la “presión y el quiebre” -los partidos no tienen ni siquiera capacidad de respuesta digital, sino los mismos tuits de dirigentes en actos para mostrar que “tienen gente”, pero más nada- construye la eventual victoria de María Corina como una suerte de cheque en blanco, de aclamación. De aquí que enfatice que la primaria ya no es para escoger a un candidato presidencial -que sí lo es- sino a un “nuevo liderazgo de la oposición”, que fue el planteamiento de Machado en el debate en la UCAB del 12-7-23, consciente de su inhabilitación, que es real -no podrá ser candidata presidencial, y eso no se compone con frases y arengas- y por eso no debe rechazar la propuesta de Delsa, que es la correcta para los inhabilitados (Machado, Capriles, y Superlano) .

Para el sector de la “presión y el quiebre” esta realidad no existe. Construye y legitima ese discurso con el que estoy en desacuerdo. Una cosa es que María Corina sea la candidata elegida -si gana, pero no es mi candidata para la primaria de octubre- y otra que se pretenda imponer que su probable elección es una suerte coronación, un trámite más en el “camino hasta el final”. La “capitulación” que no pudo hacerle al gobierno ahora la quiere traer a la oposición. Son cosas distintas que los de la “presión y el quiebre” quieren pasar como iguales, con cariñosos mensajes.

Un partido no puede estar sujeto a esa situación porque son instituciones que trascienden a sus dirigentes. Si no ¿qué son entonces? Incluso el movimiento de María Corina la trascenderá. Ahí está el caso de Voluntad Popular. Guaidó no está, pero el partido sacó su reemplazo y está en la competencia: Superlano, quien fue descubierto por no pocos en el debate en la UCAB.

Si al final María Corina resulta elegida, los partidos deben reconocerlo, pero ella debe reconocer que los partidos no son pasajeros ni instancias que se deben someter o plegar a una estrategia unilateral, que va a fracasar. Si espera sumisión, debería decir su estrategia claramente, no lugares comunes que si “hasta el final” o “es una lucha existencial” tipo “el que entendió, entendió”, pavosa expresión que carga la oposición a cuestas.

El 22 de octubre se votará por un candidato, no por otra cosa. Nadie habla de “fiesta electoral” como el sector “del quiebre” dice, aunque se contradice como siempre. Pues sus más conspicuos rostros arribaron a la “red carpet” del debate no para una “fiesta electoral” sino para algo más: una soirée “de la resistencia”.

¡Ah! que ese candidato elegido y no inhabilitado competirá en un sistema autoritario, es lo que abre la relación entre el ganador en la primaria y los partidos. En este caso, si gana Machado, entre ella y los partidos de la plataforma y otros movimientos. Pero no es “carajeando” desde tuiter como se abordará el reto estratégico para la oposición. La idea de una reunión entre Machado y los partidos -si al final la dirigente de Vente resulta ganadora- es lo que formulé en mi artículo para El Cooperante del 19 de junio, que analizó la inhabilitación a la exdiputada por el estado Miranda. Creo que es lo posible y lo realista a alcanzar hoy. Al menos verse. Luego se explorará si es posible otras iniciativas.

Los partidos tienen que recuperar su capacidad para hacer política. Llevar a cabo las cosas propias de los partidos, no limitarse a vivir una estabilidad con las “jugadas de rutina” o a esperar al agotamiento del adversario, sea el gobierno o competidores dentro de la oposición. No es posible esta lógica en estos momentos, y menos dentro de un sistema autoritario. El surgimiento de María Corina es porque los partidos abandonaron sus espacios al subestimarla -como subestimaron o todavía subestiman a Maduro o como fue con Chávez- con el cuento de “juana de arco” o “maría la loca”, que si fuera la canción de Celia Cruz estaría bien, pero estamos en política. Hoy eso le pesa tanto al gobierno como a la oposición. Subestimar o desmeritar no es una buena política. 

No sé si los partidos, al final, serán nuevamente arreados como lo fueron en 2019, con su silencio o expresarán sus puntos de vista para que el público los conozca. Por eso la “conversación estratégica”. En teoría, hoy 17 de julio se reúnen los 8 precandidatos que platicaron en la UCAB, y posiblemente Capriles asista. En principio, es un buen paso, pero igualmente se requiere la conversación con los partidos.

Lo importante, si al final asumen otra vez el intento número X para ver si, por fin, se produce la “presión y el quiebre” o -como se vende ahora- explorar si hay “alguien adentro que abra la puerta”, es que la llave de esa “puerta” no es el “asfalto” ni las “sanciones”. No será la “presión”, serán los votos, como siempre ha sido.

La “llave” es ganar la elección. Ganarla de verdad, no en tuiter o en “ollas periodísticas” que circularán en 2024 para ver si alguien se “pone nervioso” y sea la “chispa que encienda la pradera” para el tan esperado “pronunciamiento” desde Fuerte Tiuna, que es la “fantasía erótica” de la mayor parte de la oposición de elites. No. Ese guion ha sido usado varias veces, con un rotundo fracaso. Pero se querrá volver a emplear.

“Chile 1988” es ganar la elección de verdad con las reglas del sistema autoritario, en sus condiciones. Es -para seguir con el refranero criollo que se usa en política- “tener los pelos del burro en la mano”, no historias en tuiter para forzar situaciones que es lo que el grupo de la “presión y el quiebre” hará (ya hace para crear el ambiente de “rebeldía” desde la comodidad de tuiter, claro). Es ganar de verdad. Esa será la “llave” que abrirá la puerta. “Chile 1988” pasa por eso, no por otra cosa.

La oposición en su laberinto significa que el tiempo no ha pasado pero los problemas para que la oposición llegue al poder son más complejos. El laberinto es repetir una y otra vez, las mismas acciones políticas como si fuera la primera vez. Ahora, con “caras nuevas” y “nuevas formas para comunicar” para, como en el pasado, imponer una “espiral del silencio” y el conformismo para aceptar todo y fracasar. Es no atreverse a cuestionarlas sino, mansamente, asumirlas para evitar la sanción en redes sociales (“colaboracionistas”, “tibios”, “alacranes”, etc), que para muchos es un terror que se los digan en el país de las “reputaciones consagradas” y del “hay que ser amigo de todos”.

Es mi deseo que la oposición pueda salir de este laberinto para evitar otro fracaso si se repite el guion, y la alternancia en el poder no sea lejana como es hoy -producto de ese fracaso en la estrategia- sino un imposible. Un jamás. Lo que la oposición decida hoy contribuirá a que esa lejana alternancia sea un imposible o sea viable. Ojalá tenga el aplomo para analizar, decidir, y comunicar del que careció en tiempos pasados, en mala hora porque nos embromó a todos.     


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